Esto no quiere decir que “todos los árboles” se provean entre sí, puesto que existen comunidades que incluso, libran batallas por el espacio y recursos con otras especies. Si dos árboles “distintos” topan sus ramas, buscarán ganar espacio entre uno y otro luchando entre sí; pero un par de “árboles amigos” se cuidarán de no invadirse mutuamente, evitando que alguna rama gruesa crezca en dirección al amigo, sino más bien hacia los “no amigos”. De lujo, ¿no?
Los árboles se comunican y protegen a través de sustancias odoríferas e impulsos eléctricos. En África por ejemplo, las jirafas se alimentan de “acacias”, por lo que para ahuyentar a estos herbívoros, la acacia en cuestión de minutos envía sustancias tóxicas a sus hojas; pero no sólo eso, sino que también esparce un gas (etileno), que avisa a las demás acacias sobre la presencia de jirafas y de esta forma todos los árboles próximos liberan la toxina que les evitará ser devorados. Sobre la comunicación eléctrica a través de sus raíces se habla científicamente ya de una “Wood-Wide-Web”.
¿Qué le parece? Bueno, pues lo anterior así como 219 páginas más sobre el tema, se disfrutan a través del libro “La Vida Secreta de los Árboles”, de Peter Wohlleben, ed. Obelisco, 9a edición para México Marzo de 2018, con más de 300 mil ejemplares vendidos. Una recomendación de lectura total.
Somos lo que hemos leído y esta es palabra de lector.
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